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  • Writer's picturePrudencio Maritornes

Los cuatro elementos mañana: Tierra

En el siglo XXIII, antes de la aparición de Leeloo Minai Lekarariba-Laminai-Tchai Ekbat de Sebat y su ayudante el taxista volador Korben Dallas, mi conocimiento se resumía en cuatro elementos, ni más ni menos (recuerden que viajo en el tiempo por una maldición de una familiar política del mago Merlín). Enterado estaba en esos tiempos venideros de lo que dijo o pensaba un tal Aristóteles al respecto, que no eran cuatro sino cinco: tierra, aire, agua, fuego y, ya que percibía estos elementos como mudables y corrompibles, vio en el éter el pie que le faltaba al gato, la quintaesencia de movimientos circulares perfectos, como el amor (…) voooy George.


Entrando en seriedades quiero presentarles, yo el Prudencio sin prudencia (eternauta amigo de Juan Salvo), los cinco elementos aristotélicos –que serán cuatro siguiendo las cartas astrales– en series de tres fotografías de Nicolás Aguilar [1], el de ruedas danzantes, ojo óptimo y oreja hiperestésica (sin la pena), cuatacho querido de tantas vidas y proezas. Las palabrotas sin sentido que acompañan las fotos son historias que vinieron a mi mano por su inspiración visual y cada una de ellas entra en sus correspondientes categorías por el color, los protagonistas, las letras, por la perspectiva de don Nico que yo supongo.


En esta primera entrega:

Tierra


I

Fotografía: Nicolás Aguilar (Samayaluca, 2020)


El color ocre sufrido de la fachada es por los relojes de arena que se ha bebido. Respiramos humedad con su chis de calor y sudor, mi acompañanta y yo. Cada nueve de mayo los tíos que quedan y los tres primos, abuelos prematuros, brindamos con las fotos de los años cincuenta que no solo adornan el restaurante; «éramos un chingo», pienso cuando veo mi pierna rolliza en los brazos de los abuelos. Sé entonces por qué nadie quiso ser trailero. «Bienvenidos a la Casa de Los Amos del Camino», así siempre nos recibió el negocio familiar en la carretera panamericana km 47.5, tal vez sea la última vez que me sienta bienvenido.


II

Fotografía: Nicolás Aguilar (Quitovac, 2019)


Hay días, pocos, en los que no recuerdo mis sueños. Nadie me cree que siento el grito de los huizaches, el agua en la arena, los vuelos de la lechuguilla, las caricias de la serpiente, las cosquillas que me hace el chamizo tantito me acerco, pero sobre todo, nadie me cree los besotes que me doy con las tarántulas de mi harén en el crepúsculo, a la sombra de las espinas del cardenche y con la bendición de Dios.


III

Jenófanes Aldazabal, cuarta generación de migrantes vascos, veía en los gramos de tierra, las partículas de arena y mosquitos su pesar intemporal, su malestar eterno. Medio abría un ojo y ¡ay!, una pestaña abandonaba su puesto y ¡cataplum! Sus compañeros de orfanato le decían «sensible, chillón, no aguantas nada», cada vez que se malograban los esfuerzos olímpicos del Poca luz por abrir siquiera tantito el ojo izquierdo o el derecho; mientras, la madre superiora lo consentía, a la vez que cavilaba sobre un posible pacto de sus progenitores con fuerzas malignas, «será que es un tipo de alma en pena, ¿es el chico un ciego en el limbo?». Un corrido de Los Truenos de las Dunas cuenta que Aldazabal pudo abrir por fin hasta de par en par lo ojos, cuando de oídas enamorose en un autobús de una dulcinea que no podía comer nada porque siempre le salían piedritas, cabellos, moscas o cucarachas en el plato. El autobús en el que iban los prospectos de amor eterno sufrió un extraño accidente, porque el chofer se quedó dormido de cansancio por tanto ver y comer.


Fotografía: Nicolás Aguilar (Sonoyta, 2019)



[1] Nicolás Aguilar (Ciudad de México, 1989). Sonidista profesional, fotógrafo aficionado, buzo ocasional, patineto semiretirado, melómano. En 2008 comenzó a estudiar dirección de cine en el Centro de Capacitación Cinematográfica. Desde 2012 empezó a grabar sonido directo para películas, sobre todo documentales. Destaca en su labor como director del cortometraje Narcolepsia (2013) y el corto-documental Mi Paraíso (2015). Como fotógrafo, es el ojo de hartas fotos muy buenas, como pudieron apreciar...


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