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  • Writer's pictureJ. C. Colón Gurrola

Aviso Oportuno: Ale Itté & Los Señores


Uno vuelve la vista a lugares nuevos por casualidad, porque alguien gritó o porque queremos saber si es que algo de nosotros está por allá. Estos accidentes provocan que echemos un vistazo, conocer más y más, o salir corriendo. Cuando uno se pone a merced de los algoritmos de YouTube, sucede algo similar, y a la postre no paramos de escuchar la canción que nos inició en la playlist, una y otra y otra, y una vez más.

Hace ya un tiempo he puesto algo de mi felicidad en buscar nueva música, casi siempre en español, por lo que a partir de hoy reseñaré algunos álbumes que pienso que todos deberíamos escuchar por lo menos una tarde en la vida, a la hora precisa en que los hados sonoros y silenciosos nos han favorecido con el tiempo y la suerte. En esta primera entrega…

Ale Itté presentó su proyecto en la escena uruguaya, hacia 2018, con el LP Telecústica, nombre inspirado en la Fender Telecoustic, motora del sonido primigenio, base y segunda voz en los treinta minutos que dura el disco. En sólo media hora se revela una genética charrúa-ochentera-cruda donde Los Estómagos y Los Traidores hacen guiños de una historia que invita al rock sin retoques.


A través de este primer trabajo, podemos ver las sombras trashumantes de los grupos ya citados, así como los oídos paternos donde sonaron los Beatles y Zitarrosa, personajes acompañados en el trajín de los años por «clases en el conservatorio del barrio», guitarra y bajo eléctrico, candombe, los Babasónicos, Jaime Roos, Jesus And Mary Chain, New Order, Nirvana y el infinito (etcétera).


Hay quizás en esta inmensa experiencia auditiva el motivo del nomadismo de Itté, un constante estar en busca, encontrar y crear. Desde los noventa y hasta el 2013, marcó una huella con su bajo en Elixir, La Hermana Menor, Buenos Muchachos y Sybila Vaine, banda donde conoció a Nicolás Souto, el primer compinche y cabeza de Los Señores. «Con Nico formamos una dupla batería-bajo muy buena y nos entendimos enseguida. Nos hicimos muy amigos, creando lazos que hasta el día de hoy nos unen», declara Ale Itté.


Los Señores


2013, el año en que termina el ciclo con los Buenos Muchachos, marca también el inicio de una independencia creativa. A las cuatro cuerdas del bajo, se suman el Si y el Mi que dan cuerpo, personalidad y libertad a la guitarra; los sonidos siguen siendo en su mayoría graves. «Me parece que fue divertido, excitante; el bajo me dio muchas alegrías, pero sentía que, para seguir creciendo, tenía que dejarlo de lado, terminar ese ciclo... pasar a la guitarra. Especificarme en ese instrumento y en la voz me hace más fácil defender mis composiciones desde la guitarra».


A la Fender Telecoustic se incorporaron Los Señores, quienes (en mi opinión) conforman y activan el ente abstracto que da compañía y cuerda al ser en que se transformó este proyecto, algo similar a lo que ocurrió con el disco del Sr. Gónzalez y los Cuates de la Chamba. [1] A Ale Itté se unieron Nacho Durán, guitarras, «hada madrina del proyecto», con quien grabó las primeras composiciones en una forma prístina, y Nicolás Souto, exbaterista de La Chancha Francisca y Los Buitres, bandas re-conocidas en la República Oriental. Es quizás Nicolás Souto uno de los personajes principales en esta historia: «Todo esto no sería posible sin el apoyo de Nico, que si no es el padre de la criatura, es el tío… Jua, jua, jua».


Ale Itté & Los Señores


Este par de músicos fueron motores de la grabación de Telecústica, que ocurrió en varios estudios de Montevideo durante 2016 y 2017. En dichas grabaciones aparecieron además otros Señores: el novel y virtuoso guitarrista Gusi Lobato, Pedro Dalton y Laura Gutman, quienes tuvieron participaciones especiales en «Salté» y «1976», respectivamente. Para las presentaciones en vivo del mencionado LP, se sumó el bajista Marcelo Fravega, con quien se terminó por conformar una alineación que promocionó por casi dos años Telecústica:

  • Ale Itté, voz y guitarra rítmica

  • Nico Souto, batería

  • Fravega, bajo

  • Gusi Lobato, guitarra

Este último ya no forma parte del proyecto, pues actualmente la vihuela corre a manos de Francisco Cabrera.


Telecústica


1. Pa mí, pa ti


«Un buen tema de inicio hasta para las presentaciones», menciona Ale Itté, y yo suscribo. La base son las guitarras, eléctrica y acústica, evocadoras de una alegría que no se cuestiona a sí misma, sentimiento propio de personas que después de una noche de embriaguez quieren alargar ese estado, evitar la resaca con ese aliado que apoya el ser beodos míticos del tiempo perdido.


La batería incita: «Quiero entrar al frenesí / bajar mareado, bien encajado… No te preocupes por eso / yo traigo algunos pesos». Las percusiones son la voz compañera que emite sólo las sílabas tónicas de frases, emulando así un diálogo de enfiestados. Por su parte, el bajo marca los pasos tambaleantes pero constantes de un borracho. En suma, esta canción constituye una escena audiovisual: vamos a buscar algo por la calle un buen sábado o domingo por la mañana.


Ale Itté: Es una sana crítica al consumo, a la sociedad de consumo y al placer que nos da consumir. Refiere a lo lindo que es bajar al mosh bien encajado y escuchar tu banda favorita o ir a tu discoteca favorita y tener una noche de descontrol… El punto es que, pasada la noche, pasada la fiesta, pasado el frenesí, ¿nos queda algo?


2. Insomnio


Puede ser el momento después de la fiesta que te vuelve a la realidad, al presente de soledad. Es una canción con imágenes auditivas que apoyan la letra, la cual contrapone luz y obscuridad desde los ojos de una persona en su cuarto anochecido que ve hacia la ventana futura. El bombo de la batería marca esos pensamientos lúgubres que martillean la cabeza del yo poético, y los coros tienen dos funciones: la del lamento interior y la del ánimo, como si fuera un proceso catártico del presente que siempre tiene una cara al pasado y otra al futuro. Hay en toda la canción una necesidad de actuar.


A. I.: Es más un tema de resiliencia y de cómo se sale de los momentos más oscuros. Se sale, claro, siempre y cuando uno quiera.


3. Pensando en vos


«Es hora de arrancar / despedirse y afrontar / un camino se abrirá / donde siempre extrañar / tu corazón», principia la canción, en cuyo transcurso se devela un proceso de luto, una pérdida que nunca se olvidará porque al amanecer siempre será lo primero que venga a la mente, sin embargo, este pensamiento posee connotaciones positivas.


Con un inicio próximo a la balada, protagonizado por la guitarra eléctrica, la melodía nos conduce a unos coros más rockeros, que hacen las veces de mantra o decreto, con un fondo de cuerdas que sirve para dar un fuerte abrazo ante la pérdida, dar ánimos. La canción es un agradecimiento y homenaje por haber conocido a esa persona que ya no está, pero que será, de ahora en más, omnipresente. Un subibaja que se tiene que sufrir y del que sin duda se aprende.


A. I.: La tercera es una canción de amor, dedicada a mi madre, que en paz descanse.


4. Salté


La guitarra eléctrica aguda da la tensión, la acústica es el contrapeso, la armonía; se siente el vértigo de estar al borde, en la cornisa, con un pie en el aire. La primera frase, voz de Ale Itté, es el movimiento y nos arrojamos con ella, larga caída: «A mí me gusta caer / y sentir / doler / sangré y al desgarrar / vi qué tanto me quebré / y subí, levité / me tiré». Los platillos de la batería con avisos de jazz mantienen en vida y en vilo la narración sonora.


La segunda estrofa es eclipsada y dramatizada por la voz de Pedro Dalton (Buenos Muchachos), un gruñido decidido a actuar: «Y subir, lo pensé y salté.» La canción nos pone de frente, no con las ganas de sufrir por sufrir, sino con la decisión de terminar lo que nos hace daño; la veo personificada en quienes son sinceros y directos, aquellos que no dan rodeos ni se lamentan de las decisiones tomadas. Modus vivendi.


A. I.: Es la caza, la oportunidad, el impulso de vida; si no saltas y te tiras en el momento justo, quizá después no haya otro momento para tirarte, y no es problema caerte, porque lo mejor de caerte es levantarte luego.



5. 1976


Tema en que la Fender Telecoustic enmarca una fecha política representativa para el país del sur. El narrador heterodiegético da testimonio: «Ella solía ver,/ ella podía comprender, / la tuvieron que joder». Esta letra no refiere un nombre femenino en específico, de tal forma que la impersonalidad del pronombre denota un valor y un ente colectivo, el del sinnúmero de personas que fueron perseguidas y muertas por el gobierno militar, cuerpos desconocidos de gente que veía, señalaba la verdad al poder violento. La protagonista representa la libertad acallada, desaparecida. Historia musicalizada por un sonido triste, esperanzador, y la voz en tono de sirena de Laura Gutman que espera el día en «que no moleste lo que sé».


A. I.: Es el tema político del disco, ojo, no político partidario, pero sí político. Trata de la herida abierta que sigue habiendo sobre los desaparecidos en la dictadura militar.


6. Tableta de Roquelate


Un inicio new wave reochentero, la canción electrónica del álbum, con un sonido que imita la modernidad pixelada y sus colores grises. Guitarras rascadas. Una voz masculina en primera persona que reconoce que hay perspectivas, además de que da valor a sus acciones: «y lo hecho está». Verso fuerte. De fondo se oye el bajo y a partir de la segunda estrofa los instrumentos tiran para todos lados en un caos ordenado, ex professo. Tal vez la letra más enigmática del disco.


A. I.: La sexta es la canción de la paternidad, dedicada a mi hijo mayor Roque y también a mi padre. Se trata de lo poco que se habla ahora: de lo lindo y sana que es la masculinidad bien entendida.


7. De atrás


Canción donde el bajo desempeña un papel protagónico. Hay desencuentros en el curso del disco y de la vida, el desamor es uno más de ellos al que se puede saltar consciente o inconscientemente. Es el track más fuerte por la velocidad en que se musicaliza la vida de una relación amorosa, que en poco más de tres minutos nace, crece, decrece, se va (énfasis en el lapidario se va), hasta llegar a la supuesta resignación: «Ya sé lo que voy a hacer / empezar por perderte».


A. I.: La séptima es una canción de amor no-amor.



8. Un poco más


Cierre más noventero. Tantito de grunge, otro poco de british pop. Tema lírico del disco con coros anhelantes de lo que no puede ser. Monólogo de afectos que versan sobre el pasado, los fantasmas del porvenir, la cura de la enfermedad romántica y el reconocimiento inaprensible, pues se sigue esperando una oportunidad. Al final, el coro se vuelve un ruego. Tal vez se canta en este tema a un eterno retorno en pausa.


Se va


En una de las entrevistas al autor, le comentan que el disco habla de movimiento, y de cierta forma lo hace, aunque yo elegiría un verbo en específico (de ser posible, transitivo), para anunciar una acción que va de la potencia al acto. Y aunque en este momento se me escapa el verbo, puedo decir que esta acción la identifico con el acto de escribir experiencias, historias, anécdotas, sentimientos, de los cuales se hace una selección para la posteridad, quizá un diario colectivo que es acompañado por la música, que ambienta, asiente y niega.


Considero que Telecústica es un concepto, cerrado, ya que en algún punto todas las canciones se relacionan. De este long play irradia la concreción de un trabajo que costó esfuerzos, pero también exhala la satisfacción, la seguridad de lo que se está haciendo. Por ello, le pregunto a don Ale si alguna vez de niño soñó con hacer un disco, tener un proyecto y componer, combinar sonidos y palabras.


«Sí, de niño soñaba con tener una banda y grabar discos y tocar, que pasaran mis temas en la radio y en la televisión. Una vez que se consigue eso, hay que seguir laburando, no queda otra; uno queda preso de lo que soñó, hay que seguir soñando y seguir tratando de conseguir nuevos objetivos, si no uno se queda en su zona de confort y se achancha. En este proyecto, yo estoy a cargo de todo, desde las letras, hasta el arte, hasta hablar con el del boliche, el flete, la logística… Todo se trabaja mucho más, estás mucho más expuesto, pero las recompensas son grandes también, mucho más grandes. Te digo que me he divertido mucho más en estos pocos años de proyecto con los Señores, que con toda mi carrera anterior».

Sin duda, estas palabras palpitan en la voz del disco; pienso en las cuerdas vocales trabajando por años, contenidas, moduladas. Los matices que alcanza dicha voz en cada uno de los temas son peculiares: no es la voz forzada que busca arañar ciertas notas, es más bien un sonido consciente, que sabe quién es, dónde está y lo que quiere transmitir. Tengo que admitirlo: en algunos momentos me recordó a Dalton y a Canario Luna.


Como se trasluce en estas líneas, habrán advertido que no paro de darle al play para seguir descifrando Telecústica. No queda más que decir que espero pronto el siguiente disco, en el que se incluirá probablemente la primera canción cantada de Ale Itté, «Flores en la piel», donde fue guitarra y voz, a principios del milenio; desde entonces se percibían sus intereses como compositor, que tiran hacia lo íntimo. Telecústica es el primero de muchos discos que se vienen de Ale Itté y los Señores. No me queda la menor duda.


Portada: Se ve un avión con trompeta de fonógrafo por el aire, su elemento. Abajo la ciudad, contorno de Montevideo. El avión es el disco, medio de difusión que vuela por la ciudad.

Temas destacados: 1, 4, 6 y 7.

Contra y pro: La duración, se quiere más; aunque se considera la medida exacta. Tal vez la última canción podría haber escalado unos lugares para lograr un desenlace más fuerte.

Bonus track: Hotel La Rochelle, cuando dice: «Yo soy un tipo del bien sud / que se perdió el norte». https://www.youtube.com/watch?v=l3OlPSlWfDU

A. I.: También, de amor no correspondido. Sí es un poco autobiográfica. Hace referencia a mi persona, mis contradicciones y mis pérdidas. Evoca un poco a la canción del Sabalero, Borracho pero con flores vuelvo, y una estadía forzada en un hotel. Al final, sin más remedio, cuando llega el momento de agarrar tus cosas e irte, a no se sabe dónde, pero tenés que irte.


Ale Itté con su Fender


Agradecimientos


Gracias a Ale Itté por responder a tantas preguntas, el tiempo dedicado, las recomendaciones ofrecidas y la música convidada. Sus palabras aparecen entre comillas, en itálicas y como texto a bando, pero recorren el artículo en su totalidad.


Pueden escuchar Telecústica en el canal de YouTube Ale Itté & Los Señores,

así como en Spotify. Síganlos también en su página de Facebook.



P.S. ¿En qué tema del álbum se oye parte de esta canción? https://www.youtube.com/watch?v=SYF7trbCJJI


[1] Disco pop poderoso de 1998, ideado por El Sr. Gonzalez. Los Cuates de la Chamba son músicos con los que colaboró, trabajó y hueseó (de ‘perseguir el hueso’); entre ese personal se encuentran: Santiago Ojeda, Julieta Venegas, Gustavo Farías, Felipe Souza, Cox Gaitán, Lalo Tex y Jorge Fratta.
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